viernes, 26 de diciembre de 2014

TRASTORNOS DEL SUEÑO - PARÁLISIS DEL SUEÑO

¿Te despiertas en mitad de la noche? ¿Sientes la sensación de no poder  moverte, ni gritar?; ¿Apenas eres capaz de respirar?, ¿incluso sientes un peso en el pecho?, ¿Sientes una presencia junto a tu cama?, ¿te sientes impotente para poder reaccionar?.

Independientemente de la explicación médica, o la teoría paranormal para este fenómeno sorprendentemente común que afecta a miles de personas, no se puede negar que se trata de una experiencia aterradora para quien lo sufre.


¿FENÓMENO PARANORMAL?
La verdadera conexión paranormal y la parálisis del sueño se caracteriza por la sensación de que alguien “se sienta en el pecho”, mientras que el “ser” fija sus brazos y piernas en todo nuestro cuerpo. Las “víctimas” a menudo “se hunden” en su colchón,  o el colchón se hunde mientras la entidad se mueve sobre él, esta sensación se acompaña de la parálisis. Este escenario no es siempre el mismo, ya que algunas personas sólo experimentan la incapacidad para mover cualquier parte de su cuerpo y no poder gritar.


ANÁLISIS DE LA EXPERIENCIA
Son seis las experiencias típicas que suceden durante el transcurso de la parálisis:

Sensación de presencia: sensación de una o varias presencias en la casa a las que se considera como «intrusos». Es una impresión neutra acompañada de aprehensión y temor. Se presupone la presencia sin necesidad de corroborarlo sensorialmente. En algún momento sienten que la presencia se mueve, entra en la habitación, puede acercarse a la cama, incluso sentir presión en el colchón. La mitad de las personas relatan que saben que son observados fijamente, pero no saben identificar desde dónde.

Presencia amenazante: los encuestados interpretan que la naturaleza de la presencia y el ambiente que la rodea es peligrosa o malévola, y que intenta la posesión (a veces el rapto o abducción en el caso de los visitantes de dormitorio). Se acompaña de un fuerte sentimiento de terror, peligro y urgencia; necesitan despertarse lo más pronto posible. Este estado de pavor no siempre se asocia a la posibilidad de sufrir daño físico, sino más bien al sentido misterioso particular de la maldad que desprende la entidad. Se siente la amenaza de fuerzas sobrenaturales y demoníacas que buscan robar el alma o poseer el cuerpo del durmiente.

Alucinaciones visuales: más o menos vívidas, inconstantes, vagas e indefinidas, cercanas a la pseudo-alucinación; el estímulo externo percibido se reconoce como real. En el caso de la presencia, esta queda fuera de la vista, o en la periferia del campo de visión, o camuflada entre las sombras de la habitación; en algunos casos se relatan imágenes detalladas de objetos y seres como fantasmas, figura oscura a los pies de la cama, esqueletos, calaveras, etc.

Alucinaciones auditivas: al igual que en las visuales, se tiene la convicción de que los sonidos son reales y que provienen del exterior más que de su mente. Son sonidos elementales, mecánicos e intensos, como zumbidos, rumores, siseos, correteos, rugidos, campanadas, golpes, vibraciones, silbidos, chillidos, rechinadas y gimoteos. En otros casos son sonidos identificables concretos como timbres de teléfono, sirenas, herramientas, motor eléctrico, golpes de puerta, arrastrar de muebles, vidrios o vajilla rompiéndose, música extraña, sonido de radio con ruido blanco o que recibe varias estaciones, sonidos de viento, rugido de olas del mar, etc.; las voces humanas son el sonido más frecuente en un 37 por ciento de los casos, en forma de griterío o leves susurros, sin mensaje identificable ni claro.

Alucinaciones táctiles: comunes y relacionadas con la presencia intrusiva; incluye la sensación de que el colchón se hunde, que alguien se sienta, que le retira las sábanas o que la agarra de las manos.

Dificultades respiratorias: sensaciones de presión en el pecho, dificultad para respirar, estrechez alrededor del cuello como si fuera estrangulado, y sensaciones de sofocación y asfixia; estas percepciones pueden explicarse por la parálisis de los músculos voluntarios; el estado de sofocación produce gran angustia, pánico y temor de morir asfixiado. Los ataques físicos en este sentido se asocian igualmente a la presencia maligna.


TRATAMIENTO
Para poder moverse, se recomienda relajarse y no perder la calma, ya que se trata sólo de un proceso temporal, en el que en realidad no corremos ningún peligro. Dado que la respiración se produce automáticamente, la persona sólo necesita percibir que está respirando con normalidad para entender que se encuentra en una fase temporal de parálisis del sueño.

Puede ser útil intentar mover zonas del cuerpo lentamente, como las piernas, manos o brazos; también abrir los ojos. Otra técnica consiste en intentar incorporarse de golpe. Tras vencer el episodio de parálisis, es conveniente levantarse de la cama y procurar estar despierto unos minutos, antes de volver a acostarse, para evitar que aparezca de nuevo el episodio. En algunos casos el médico puede recomendar la utilización de antidepresivos tricíclicos, por su acción inhibidora de la fase de sueño REM.


Además de esto varias víctimas conciben en que intentar pensar en aquello en lo quemas tienen fe, les permite liberarse de la parálisis.

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